martes, 5 de febrero de 2013

Dios es un negocio.

 
 

La religión es el opio del pueblo. Karl Marx.

En febrero del 2012 un acontecimiento fatal tiñio las portadas de los diarios y noticieros limeños: 30 adictos, incluido el hijo del dueño, fallecierón en un  incendio de gran magnitud, en el "centro de rehabilitación:" Cristo es Amor, -dirigido por el "hermano Raúl"- quienes vivían en condiciones extremas, pues estaban encerrados y fallecierón por asfixia. Justamente en una comunidad cristiana convencieron a una señora de meter a su hijo al "centro de rehabilitación" Cristo es amor.

El director del lugar, Raúl García Albornoz, declaró ante la policía que ganaba entre 500 y 600 soles quincenales. Además acepto que su entidad no contaba con licencia de funcionamiento y que luego de que fuera clausurada temporalmente, él decidió reabrirla a los 3 días sin realizar ningún trámite. Admitió que no contaba con profesionales  y que todo estaba enrejado con la finalidad de que los internos no escapen, diciendo además que en el momento del incendio habían 56 internos en el centro y que las personas que los cuidaban tenían las llaves y salieron. "Soy inocente y esta era una casa de Dios", argumentaba una vez mas poniendo a Dios por delante.

Si bien este no es el único caso que implica un mal llamado centro de rehabilitación, este es el mas claro y reciente ejemplo de como (sin ofensas por ningún lado y de ninguna índole) Dios es un negocio y muy rentable, ya que viene creciendo el negocio de estos lugares, como el mencionado, en los que teniendo como apariencia: asociaciones religiosas, casas de ayuda, retiro, templos, casas del señor, etc; en donde además de pregonar la palabra del señor y porque no usando ello ya sea como excusa  o preámbulo, prima el lucro.

Pues ahora vemos como se cree o hace creer que leyendo la biblia y declamándola enardecida, exaltada y fervorosamente, como no tienen especialistas, o no teniéndolos adrede, siguen "terapias" dirigidas por ex adictos, encerrando a los pacientes,  se los quiere recuperar  privándolos de su libertad y sometiéndolos incluso a vejaciones, lo cual puede llevarlos a la muerte: donde en medio de la desesperación y fe, las familias terminan creyendo que con alabanzas y aplicando el amedrantamiento, se mejora a su enfermo, cuando lo que se hace es empeorar la situación y sacarles como se dice criollamente el jugo, más expresamente dinero.

 La adicción  es una enfermedad comprometedora en todo sentido, y que, aunque la alivie, no se mejora con la religión, ni menos aún se cura con ella; abusando de esta manera de la inocencia y buena fe no solo de los adictos y sus familias, sino de los creyentes en general, y no es que este mal creer en Dios, Buda, Ala, etc; es algo muy personal y respetable, lo que esta mal es tergiversar estas creencias en bien propio.