miércoles, 16 de enero de 2013

La era de la producción.


Hace un tiempo dije, de alguna manera, que estabamos en la era del consumo, ahora me quiero plantear si estamos en la era de la producción, de producir mas y mas, sin  parar, sin descanso, hasta "quemarnos las pestañas".


Recibimos una educación plagada de dogmas que honran la laboriosidad y dejan mal parada a la flojera, a ese dulce placer de hacer poco o nada: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”; “al que madruga, Dios lo ayuda” son sólo algunos ejemplos de ese canto permanente al esfuerzo, a estar doblados, plegados hacia el trabajo de sol a sol.


En los últimos años, el mercado laboral nos endulzó los oídos con las ideas de excelencia y productividad; sin embargo, antes que el camino de oro hacia la prosperidad, como hoy lo revela la profunda crisis de las principales economías del mundo, fue la vía sin retorno hacia el estrés, el burn out, las enfermedades psicosomáticas, el deterioro de las relaciones interpersonales y la adicción al trabajo.

Herederos de esa tradición, nos habituamos a des... oír las señales desesperadas que el cuerpo y la mente nos envían para que paremos de una vez y le demos al descanso el lugar que merece. Así, en lugar de dormir cuando tenemos sueño, tomamos café, red bull o algún otro estimulante para seguir despiertos; lejos de irnos de vacaciones a un lugar apacible y calmado, elegimos uno lleno de actividades agotadoras y en vez de pasar el sábado, domingo o feriado tirados, viendo el mar, la naturaleza, el campo o haciendo nuestra actividad preferida, trabajamos en casa  igual o más que en la oficina.


Siente el placer de no hacer nada; rebelate contra la cultura de la hiperproductividad y redescubre el encanto del ocio, para hacerlo puedes programarte una hora libre por día, no atiborres el fin de semana ni tus vacaciones de actividades, en el trabajo haz un recreo, se flojo (a) por un momento.